Los dias de lluvia no son como cualquier otro...
Salir a las 7 a.m de la casa es tan agobiador como tomar el metro a sus horas pick.
Las calles de Santiago se inundan y los autos hacen verdaderas olas cuando estan en movimiento... y ahi vamos querido invierno...
Por mas que uses botas el agua te mojas los pies, carritos con conductores cubiertos de un impermeable amarillo te llevan por una aporte voluntario (problablemente $100) de una esquina a otra. Es que esto de ser transeunte no es fácil, sobre todo en dias como estos, donde todo lo que no habia caido del cielo en el año, cayó.
Lo que más me complica del invierno es aparentar ser un animal de carga, el bolso, la comida, la chaqueta, el chaleco, la bufanda, la maleta, el tubo portaplanos y el paraguas...
Y así soy una, somos dos, somo tres y más... no solo la lluvia parece revolucionar a una ciudad completa, si no que tambien el viento ¿Acaso no han visto que en cada cuadra hay un paraguas botado en un basurero? y allí pienso otra vez en la historias, las historias tras esos paraguas y sus hipotéticos dueños.
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