lunes, 5 de octubre de 2009

No surprises


Hoy Lavanda, es hora de dominar ciertas situaciones de las temas básicos que conforman una vida. Por eso acabo de pedir que me ilumine el resto de los días y el teclado para poder escribir.

Acabo de conocer a Xavier, me lleva unos cuatro años adelantado, pero aún así, tiene las mismas inquietudes que yo. Solo que él es un poco más frío, no se permite llorar.

Y así es él, buscó nuevas experiencias y las encontró, quiso dejar por un tiempo la rutina, el amor y lo dejó, quiso ser el mejor y lo fue (para otros), quiso tener locuras carnales, y las tuvo, quiso aprender español, y lo hizo. Intentó olvidarla y no lo hizo. Acumuló historias y volvió a su sitio, probablemente era el mismo, solo que con un poco de todos los demás que había conocido.

Llegó el día, su primer día de trabajo, lo que todos habian esperado, vestia formal, traje y corbata azul, no le dolía el estómago desde hace un tiempo, le indicaron el orden de los archivadores, le jaune, le blue, le rouge. Y salió corriendo, se preguntó que hacía allí, llego a su lugar, buscó fotografias, y pensó que ya no era el de hace unos meses, ni el de 5 años, ni el de 7 días, ni el 2 años, ni el de 20, él era todos ellos, era ella, era ellos, era el de ahí, el de allá y todos vosotros. Había decidido tomar decisiones, escribir...

También sé que gracias a Paul Broca, ambos reconocimos el caracter del sistema limbico. Supe que ambos tenemos la estructura más compleja del sistema, que los aires contemporáneos no han logrado deshacer nuestro lado más primitivo. Por que así nos encontramos de vez en cuando, en un estado limbus (del latín, al borde), nuestros instintos emocionales los visualizamos a flor de la piel, la memoria, los instintos sexuales, el miedo, la alegría, la tristeza, el amor, se refleja a diario en nuestra conducta (por lo menos así suele ser la mayoria del tiempo).

Descubrí tambien que ambos tuvimos estados de surmenage, solo que él los tuvo durante el viaje, y yo esperé que se olvidaran con un viaje. Aveces es necesario alejarse de lo común, introducirse en lo desconocido, seguramente allí se responden un montón de interrogantes.

Xavier también volvió a verla despúes de un año, recordó los besos, desde el primero hasta el último que seria aquella tarde, recordó que tuvo que viajar y luego volver para dar el de despedida. Caminó recordó el viaje, y lloró...

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